Qué es la microbiota
Las células de los seres vivos se pueden dividir en aquellas que son eucariotas, es decir que tiene núcleo y membrana definido y las procariotas sin membrana definida. Dentro de las primeras están las células de animales, plantas y hongos. Entre los organismos procariotas están las bacterias (se sabe que en un individuo hay 150-170 especies de bacterias predominantes), las arqueas y algunas algas.
El intestino humano posee diez trillones de organismos, fundamentalmente bacterias y arqueas, pero también virus y parásitos. Esto es conocido como la microbiota intestinal que es diez veces más abundante que las células propias de nuestro organismo.
La microbiota realiza funciones inmunológicas (secreción de sustancias antimicrobianas, defensa de la pared intestinal), metabólicas (biosíntesis de aminoácidos y vitaminas, transformación de los ácidos biliares, producción de ácidos grasos), estructurales (desarrollo y vascularización de las vellosidades intestinales, conservación de la capa mucosa) e intervienen en la salud mental del individuo, habiéndose demostrado la relación de los neurotransmisores del intestino con el cerebro y la correlación entre ciertas enfermedades mentales como la depresión con la microbiota.
Como buen proceso simbiótico en el ser humano, esta microbiota se alimenta de los alimentos que ingerimos, cerrándose de esta forma el proceso simbiótico. El conocimiento de esta microbiota intestinal ha permitido diversos desarrollos terapéuticos como la utilización de prebióticos, probióticos, medicamentos e incluso el trasplante de heces para el tratamiento de diversas patologías. Los genes de toda la microbiota es conocido como el microbioma. Esta microbiota puede variar entre individuos de diferentes razas, edad, enfermedades concomitantes, medio ambiente, hábitos alimenticios, etc. no es una microbiota fija en el tiempo, sino con cambios, pero manteniendo la simbiosis.
Además, la utilización de probióticos para mejorar la microbiota ha demostrado utilidades terapéuticas en trastornos como la enfermedad de Alzheimer, depresión, ansiedad, trastornos del espectro autista, etc. De igual forma han demostrado la utilidad la utilización de prebióticos (sustancias que favorecen el crecimiento y la función de ciertas bacterias de la microbiota) y el trasplante de heces, todo ello basado en el conocimiento cada vez mayor de las funciones de la microbiota.
Microbiota y obesdidad
El ya conocido eje cerebro-microbiota intestinal tiene funciones fisiológicas y pude tener influencias en la conducta a través de tres caminos: A través del sistema nervioso entérico y el nervio vago, a través del sistema endocrino con conexiones al sistema endocrino cerebral, particularmente hipotálamo-hipófisis y a través del sistema inmunológico. Así, se ha demostrado que las personas con obesidad tienen menos cantidad de organismos en la microbiota que las personas normales.
La relación entre Bifidobacterium y clostridios es más alta en mujeres con peso normal comparado a mujeres con obesidad, indicando el papel negativo de clostridios en el mantenimiento del peso normal. Además, está demostrado el papel que ejerce la microbiota en la resistencia a la insulina. Esta disminución de la microbiota en pacientes obesos podría explicar la estrecha relación que hay entre déficits de vitamina D, B12, hierro y ácido fólico en los pacientes obesos, ya que la microbiota se encarga de la síntesis de estos productos.
De esta forma, el tratamiento con prebióticos, probióticos y trasplante fecal puede llegar a ser útil para tratar la obesidad, siendo uno de los últimos focos de diversas terapias actuales.
Cirugía bariátrica y regulación de la microbiota
Además, las técnicas de cirugía bariátrica provocan cambios en la microbiota que pueden afectar las funciones intestinales provocando cambios en el epitelio, en la absorción, etc. Ello favorecería la pérdida de peso en los pacientes operados.
Cuando la obesidad no se puede controlar con cambios de hábitos de vida ni dietas, el mejor tratamiento a largo plazo, como se ha demostrado ya, es la cirugía bariátrica, fundamentalmente en obesidad severa y obesidad mórbida.
Dentro de las cirugías tenemos fundamentalmente dos tipos de grupos: cirugías restrictivas, en las que se reduce ampliamente la capacidad del estómago para crear una saciedad precoz con pequeñas cantidades de alimentos y donde la manga gástrica es la técnica de elección, y las técnicas malabsortivas en las que prima el cortocircuito intestinal para evitar que los alimentos pasen por todo el intestino. Esto crea una malabsorción controlada que provoca un importante adelgazamiento. Estas técnicas no solo han demostrado su utilidad para tratar la obesidad, sino que también son muy útiles para tratar la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y muchas de las comorbilidades asociadas a la obesidad.
En nuestra opinión la cirugía bariátrica debe hacerse en unidades acreditadas por cirujanos experimentados y con un equipo multidisciplinar con cirujanos, anestesistas, endocrinólogos, psicólogo, especialista en aparato digestivo y dietistas. La cirugía debe hacerse por vía laparoscópica y sobre todo en visión tridimensional con aparataje que incluya visión 3D.
Técnicas de cirugía bariátrica
Entre las técnicas a realizar hay dos grupos fundamentales, las técnicas restrictivas, siendo la manga gástrica la más popular hoy día y las técnicas malabsortivas en la que existe un bypass intestinal que hace que el alimento no pase por un segmento de intestino que hemos determinado previamente o en la misma cirugía.
Las técnicas restrictivas tienen su fundamento en la disminución del tamaño del estómago, hecho que provoca una saciedad precoz en la ingesta, y por tanto una disminución de la cantidad de alimentos ingeridos. En las técnicas malabsortivas se consigue que el alimento no pase por un segmento de intestino por lo que se evita que se absorba en dicho segmento, provocando una malabsorción controlada que favorece la pérdida de peso. En las técnicas restrictivas no se altera apenas la absorción de nutrientes, vitaminas y minerales, cosa que si debemos tener en cuenta en las técnicas malabsortivas.
A largo plazo está plenamente demostrado que la cirugía bariátrica es superior a las dietas y cambios de hábito de vida con respecto a la pérdida de peso y el mantenimiento de esa pérdida, por lo que siempre serán recomendables estas cirugías en caso de obesidades severas y obesidad mórbida, permitiendo que se alcance la disminución del índice de masa corporal y su mantenimiento en el tiempo.